Un mito relacionado con el ecualizador es que debe ajustarse siempre de tal manera que los controles deslizables queden formando una V. Esto, sin embargo, prácticamente nunca es cierto, salvo que se esté escuchando música a bajo volumen en condiciones ideales (en este caso, se está compensando el hecho de que el oído es menos sensible, a ese nivel, a las bajas y altas frecuencias, como se puede apreciar en las curvas isofónicas).
En condiciones normales, el ecualizador se debería ajustar de tal forma que la respuesta del equipo de audio dentro del recinto sea plana (ya que cualquier lugar cerrado “colorea” -resalta o atenúa- determinadas frecuencias debido a la presencia de modos o resonancias). De esta manera, escucharemos algo que será más parecido a lo que el ingeniero de sonido oyó al momento de hacer la mezcla. En un lugar abierto (un concierto, p. ej.) no existen modos pero el ecualizador ayuda a evitar la retroalimentación (el conocido “acoplamiento” que se manifiesta mediante pitidos).
Si se toma en cuenta lo mencionado, el resultado será que, en aplicaciones profesionales, prácticamente jamás quedará este dispositivo electrónico ajustado en forma de V.
Nota: imagen original de visual.merriam-webster.com.
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